El día del alimento
Hoy es el día mundial del alimento. Alimento palabra que proviene del término latino alimentum que deriva del verbo alere que significa alimentar o hacer crecer. De ahí, claro, las analogías que hacemos con la cualidad nutritiva de la lectura, el conocimiento, el arte... Pensándolo bien, quizás el alimento (ahora entendiéndolo estrictamente como comida) es la unidad mínima de riqueza de los seres vivos; si lo tenemos, tenemos mucho. Se ha dicho ya: el dinero no se come ni se bebe. Recordemos la alegría inmensa que le dio a Robinson Crusoe cuando pudo finalmente cultivar trigo en mitad de su aislada precariedad. En distintos momentos de la historia, la riqueza y la opulencia han tenido su símbolo en la abundancia y variedad de alimentos y bebida. Traigamos a la memoria los bodegones al óleo en los que se apelotonan las uvas, el queso, la leche, el pescado, las especias; todo ello con el mayor lujo de detalle, casi como si pudieras estirar la mano hacia el marco y agarrar una manzana. Ser rico era comer mucho, variado y todos los días. Exhibir abundancia era anunciar el derroche de muchas otras cosas: educación, tierras, propiedades. Pero a nadie se le escapaba que, por muy bonita que fuera la casa, o por muchas que se tuvieran, lo esencial era el alimento y la bebida. Porque comer es crecer, prolongar la vida, llenarse de energía, sentir ganas de comer de nuevo.
Siempre me deja pensando el hecho de que mis abuelos casi recién llegados de Cuba y finalmente habiendo reunido un capital, decidieran que el negocio que abrirían sería un restaurante. “La gente siempre tendrá que comer” se dijeron, me contó mi madre. Me deja pensando, digo, pero no me sorprende. Pienso en la distancia que me separa de ellos, porque yo nunca he vivido una posguerra o un exilio, nunca he tenido tan presente una necesidad tan básica. He vivido sobre la certeza de que nunca me faltaría nada en la despensa, la palabra “escasez” solo ha aparecido en periódicos y libros de texto. He crecido en una sociedad y en un sector de ella, para el que la comida es más que nada un divertimento. He sido afortunada, sin duda, y Zara me lo recuerda con dulzura todos los días.
